Obras de Picasso.☇

15.09.2020
El viejo guitarrista. Picasso
El viejo guitarrista. Picasso

Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en las vanguardias (fluorescentes y revolucionarios movimientos artísticos revolucionarios emergentes, cambios intensos, libertad y expresión) es el París de comienzos del siglo XX. Cuando podías cruzarte con Picasso y Modigliani, Dalí y Buñuel, Hemingway y Fitzgerald, Chagall y Kandinsky..., a la vuelta de una concurrida avenida o en cualquier café bohemio. Como cuando surgimos como cultura a través de los antiguos griegos, París también ha dado forma a la mente y los valores que abrazamos hoy. Cuando se erigió la torre Eiffel para la Exposición Universal de 1889, también se pretendía celebrar el centenario de la Revolución Francesa: el acontecimiento que establecería los ideales de Liberté, égalité, fraternité, junto a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (¡y que todavía siguen teniendo valor constitucional en Francia!) y a muchos de los ideales de Rousseau, Montesquieu, Voltaire... que aún forman parte de los fundamentos del pensamiento occidental. Como europeo, ciudadano del mundo e individuo, estoy agradecido. Agradecido de vivir dentro de un pensamiento que no silencia las diferencias, que no perpetúa ideas por medio de la imposición y que favorece el desarrollo singular y alienta a la crítica. París, como Atenas, seguirá siendo la patria de aquellos que representan los principios de la tolerancia y la libertad, la democracia y la filosofía. Y a mis compañeros parisinos, a mis compañeros atenienses, les digo: No temamos, no comprometamos los valores de nuestra identidad.

La pintura que presentamos hoy pertenece al periodo azul de Picasso. Fue la etapa más triste de su carrera; se dice que el pintor realizó la obra después de saber que su amigo Casagemas se había suicidado en el café del Hippodrome de París. Picasso se sintió profundamente deprimido y la profunda melancolía, expresada mediante azul, dio lugar a la creación de distintas piezas tristes. Conforme se recuperaba de su depresión, comenzaron a aparecer vivas pinturas rosas, vibrantes y coloridas y así empezaría el periodo rosa.

Dora Maar es un sillón.
Dora Maar es un sillón.
Picasso pintó este retrato de su nueva amante, la fotógrafa surrealista Dora Maar (Henriette Theodora Markovitch, 1907-1997), durante su estancia de un año en Royan, una pequeña ciudad en la costa francesa del Atlántico sur. Al igual que con muchas de las representaciones de Dora de Picasso, ella enfrenta al espectador con una inteligencia de ojos muy abiertos. Sus ojos brillantes compiten con las estrellas en el papel tapiz detrás de ella, probablemente el mismo papel que decoró sus habitaciones en el Hôtel du Tigre.
© 2020 Jennifer 
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